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En la Avenida de Mayo Buena participación de federaenses en una nueva carrera de mozos y camareras

  • entreriosalinstant
  • 11 may 2015
  • 3 Min. de lectura

Se realizó la 12ª edición, organizada por la Asociación de Patrocinadores del Turismo y la Gastronomía de la República Argentina. Los representantes de la Ciudad de Federación Miriam Biderbost, Juan Pablo Versalli y Rubén Trinidad mostraron una gran actuación ante cientos de participantes de todo el país, ofrecieron equilibrio y afrontaron el desafío de correr los 1.600 metros, tratar de llegar primeros y que los elementos que están en la bandeja lleguen adecuadamente instalados Entre los espectadores es posible ver desde el turista que pasea por Avenida de Mayo y se encuentra con un curioso y divertido evento al habitué de un café porteño que decidió venir a apoyar a su mozo de siempre. La acción, sin embargo, ocurre del otro lado de la valla, entre los compañeros de una misma profesión que se animan al reto de velocidad y equilibrio, y hacen realidad la tradicional Carrera de Mozos y Camareras, que ayer celebró una nueva edición bajo la organización de la Asociación de Patrocinadores del Turismo, la Hotelería y la Gastronomía de la República Argentina y la Seccional de la Ciudad de Buenos Aires de la UTHGRA. Para quien se acerca a mirar, la atracción principal pasa por la diversidad que se esconde en los casi 400 inscriptos. Es posible encontrar a quienes van más por gusto que por la ambición de dejar sanas y salvas las dos botellas y el vaso que el reglamento obliga a trasladar hasta la meta. Uno de ellos es Manuel Serrano, que tiene 69 años ("52 como mozo de salón", aclara) y una sonrisa que se alegra de haber representado al café Topacio de Balvanera. Pero también están quienes se preparan con ganas de vencer los 1600 metros de la prueba, que ayer recorrieron algunas cuadras de la histórica avenida y luego regresaron tras bordear la Plaza de Mayo. Esa sana ambición se reflejó en el joven Federico Tonelli, mozo del restaurante Il Mercato de Bahía Blanca, quien tiró al diablo la bandeja y se arrodilló a puro llanto ni bien cruzó la meta que lo convirtió en el más rápido entre los hombres y el primero de su categoría, la de mozos de hasta 30 años. En la de 31 a 45 años, por su parte, venció César Ruiz (del restaurante Gourmet Porteño), mientras que en la de mayores de 45 se impuso Víctor Herrera (de Pompeii) y en la de camareras lideró Noelia Rojo, (del Bingo Lanús). Ellos ganaron y los demás sólo se divirtieron, pero todos fueron parte de la 12ª edición de esta divertida carrera. « Sobreponerse a todo Cuando esta semana Jaqueline Campos ingrese por la puerta del hermoso café La Poesía, en la esquina de Bolívar y Chile, lo mínimo que recibirá será un emocionado aplauso. Pero no será por un logro deportivo; de hecho, ella no se colgó ninguna medalla en la Carrera de Mozos y Camareras. La alegría de sus compañeros por ella –la primera empleada del café que se animó a la competencia– tendrá más que ver con ese abrazo que le dieron sus hijos Lola y Salo al finalizar la prueba y con la confesión que acercó –con orgullo y ojos brillosos– su marido Marcelo, al contar que, hace sólo dos años, Jaqueline sobrevivió a un aneurisma cerebral que la dejó 45 días en coma. "Haber participado de esta carrera ya es un triunfo para mí", define ella tras cruzar la meta, consciente de que su vida es lo que realmente vale la pena celebrar. El sueño de llegar hasta el papa Más allá de los más de 100 mil pesos que se entregaron entre sorteos y premios (el primero de cada categoría se llevaba 10 mil; el segundo, 7000; y el tercero, 5000) lo más atractivo fueron las historias que hubo detrás de cada participante. Entre la multitud, aparece Nicolás Ruiz, que tiene 55 años y ayer a la mañana llegó desde San Luis para la carrera. Además de su experiencia como mozo en el comedor Don Enrique, su pasión por el deporte y su fe lo tienen planeando un viaje de cuento: "Si Dios quiere, en septiembre voy a ir al Vaticano en bicicleta para visitar al Papa, en un viaje que me va a llevar un año y medio. Conocer a Francisco sería tocar el cielo con las manos para mí y, como suelo correr maratones y entreno mucho, me siento capaz de vivir esta aventura."

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